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* Se actualiza periódicamente. Julio 23, 2012
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De indios y soldados
Al Margen
Germán Patiño
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EL PAÍS, Cali, Julio 23, 2012, http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/german-patino/indios-y-soldados
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La vinculación entre los intelectuales de izquierda y el movimiento indígena del Cauca es antigua. Se remonta a los años 1930, cuando el Partido Comunista utilizó los nombres de Quintin Lame y Gonzalo Sánchez para propósitos políticos.
Luego, en 1971, cuando se fundó el Consejo Regional Indígena del Cauca, éste nació influenciado por las ideas de asesores políticos radicales, de inclinaciones extremistas –en aquel entonces, no sé ahora- que, como muchos de los ‘solidarios’ del movimiento indígena eran intelectuales marxistoides, ajenos a las comunidades nativas y que pretendían poner a los pueblos indígenas al servicio de una ‘revolución social’ comandada por el proletariado de las ciudades.
De allí que el Cric, desde su nacimiento, cometiera un grave error: consintió la presencia de las Farc en las montañas caucanas, en el corazón mismo de su territorio. Así, el Sexto Frente de esa guerrilla ha hecho a su antojo desde la parte alta de Florida y Pradera hasta Inzá -donde se produjo la primera acción armada de las Farc- desde hace más de 40 años, sin que hubiese ninguna reacción del Cric por la ocupación de su territorio. Las Farc llevaron la guerra hasta el centro de los territorios indígenas, contando con la complacencia de las autoridades indígenas y los solidarios que las acompañaban.
La demanda, justa por lo demás, para que los actores armados abandonen el territorio indígena y libren su guerra sin afectar a las comunidades, es reciente, y obedece al hecho de que, ¡al fin!, el Estado se decidió a llevar las tropas hasta las madrigueras de la guerrilla fariana. Lo que ha traído no pocos problemas, pues la mayoría de los generales sufren la misma miopía nacional con respecto a las comunidades indígenas: creen que son un rezago del pasado, que debe desaparecer. Por eso mismo desprecian al indio y no respetan sus derechos ni sus aspiraciones.
Aunque algo parece estar cambiando. Como muchos colombianos me impactó el coraje contenido del sargento García al ser desalojado por la indiada del Cerro Berlín. Su nobleza honra a las Fuerzas Militares. Pero también el valor de la indiada, sacando a hombres fuertemente armados de las trincheras, sin que hubiera un solo herido, o lesionado que lamentar. Y también se han enfrentado a la guerrilla de las Farc, como en el caso del municipio de Jambaló. 300 de sus miembros rescataron a siete funcionarios de esa municipalidad que habían sido secuestrados por integrantes de las Farc. [] Asimismo evitaron que las Farc asesinaran a 18 policías del cuartel del municipio de Toribío. [] Rescataron de las Farc en el municipio de Caldono al misionero suizo Florián Arnold. [] Cuando las Farc secuestraron al alcalde del municipio de Toribío, Arquímedes Vitonás, 400 guardias indígenas entraron a la selva del departamento del Caquetá y lograron que la Farc lo liberaran.
Por eso mismo el Cric debe sacar primero a las Farc de su territorio, corrigiendo un viejo error, pues con ello la presencia permanente de los militares se hará innecesaria.
Para que no vuelva a suceder lo de Caldono, que contrasta con la hombría del sargento García, donde un grupo de cobardes asesinó a un comunero indígena que se dirigía solo a su casa. O lo que muestra este video que asombró al mundo: un miembro de la Fuerza Pública disparando contra la marcha indígena en el 2008:
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"... A nivel subjetivo, el arte (en su sentido más amplio), es lugar de resistencia del espíritu, instrumento catártico, camino de sublimación, posibilidad de distanciamiento y sanación. A nivel social y político, el arte entraña resistencia, por su poder de preservar la memoria, de resignificar la tradición, de subvertir el orden, de incomodar el establecimiento, de hurgar en lo callado, y de poner en evidencia cualquier tipo de tiranía.
... Es tarea del intelectual develar esos discursos, esas manipulaciones, entre las que se cuenta la más agresiva de todas, la del imperio desvergonzado del mercantilismo, que intenta reducir la cultura a mero producto del mercado. Pero también señalar otros peligros, menos evidentes, que también amenazan la independencia de la creación artística, y la desvían de su verdadera razón de ser en tiempos de penuria: interrogarnos, una y otra vez, sobre lo que significa ser humanos."
Por Piedad Bonnett. Fragmento de su intervención durante el Diálogo con William Ospina, el 12 de Julio, 2012, en la Universidad de Antioquia (Medellín)*
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NTC ... NOTA (Agosto 7, 2012): Los textos completos de las intervenciones de Piedad Bonnet y de William Ospina los publicamos en
http://ntc-narrativa.blogspot.com/2012_08_06_archive.html . Y allí enlace al audio de todo el evento incluyendo preguntas y diálogo con los asistentes. Todo tomado por NTC ... del periódico ALMAMATER de la UdeA.
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Grafiti
20 de Julio:
No se quiebran floreros. Se quiebran indígenas.
Juan Manuel Roca
Julio 20, 2012
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MENSAJES y COMENTARIOS
De: Juan Manuel Jaramillo
Fecha:
23 de julio de 2012 16:20
Asunto:
comentarios
Para: NTC
... ntcboletin@gmail.com
Estimados
NTC … :
Cordial
saludo. A propósito de la columna Germán Patiño “De Indios y soldados” que Uds. reproducen en NTC … y del fragmento que a continuación transcriben de la
intervención que hizo Piedad Bonnett el pasado
12 de julio en la U. de A. con ocasión de un diálogo con William Ospina,
me permito hacerles unos comentarios preliminares
que son los que me suscita una lectura
rápida del texto de GP y de los fragmentos de PB.
- I -
Debo destacar la importancia del
artículo de GP pues apela a la historia para recordarnos hechos del pasado que
la mayoría de los colombianos desconocemos o que, sólo algunos recordamos
vagamente, como fue la vinculación de los intelectuales de izquierda al
movimiento indígena del Cauca en los años 1930, es decir, la bicoca de hace 80
años largos, y en la fundación del CRIC al comenzar la década
de los años 1970, como una forma política de lucha del movimiento indígena
caucano orientada a la recuperación de tierras, la ampliación de los
resguardos, el fortalecimiento de los Cabildos Indígenas como forma gobierno
autónoma, la defensa de su historia y de su cultura, el fortalecimiento de sus
empresas económicas y el cuidado de los recursos naturales y ambientales de los
territorios indígenas, tal como constaba en su plan de lucha.
Para GP
el error más grave del CRIC fue
consentir la presencia de las FARC (6º. Frente) en el territorio
indígena que hizo que dicha organización guerrillera llevara “la guerra hasta el centro del los territorios
indígenas, contando con la complacencia de las autoridades indígenas y los
solidarios [léase “intelectuales marxistoides”) que las acompañaban”. Aunque reconoce que algo de esto ha cambiado,
como o sucedió recientemente en Jambaló, Cauca,
donde 300 indígenas rescataron a 7 funcionarios de esta localidad y
evitaran el asesinato de 18 policías en Toribio, queda la sensación de que GP
—seguramente sin proponérselo— le está haciendo juego a todos aquellos que
desde la más extrema derecha —disfrazada de centro derecha— y a los
poderosos medios de información
(radiales, escritos y televisivos) que ejercen un control omnímodo sobre la información
y la desfiguran, siguen justificando la resistencia indígena contra la presencia de militares y policías en las
zonas del Cauca, como una estrategia
para que las FARC continúen su accionar y los militares y policías no puedan
llegar hasta sus madrigueras. Invoca un
recuerdo efectista, manipulado por los medios y por el propio Gobierno Nacional
en su discurso del pasado 20 de Julio del “coraje contenido —como lo califica
GP— del sargento García al ser despojado por la indiada del Cerro Berlín”, como
si los muertos que los indígenas, —no de la “indiada” que aunque es una
expresión castiza, tiene un fuerte sesgo racista y despectivo— significaran menos que las lágrimas del
militar. Si bien hace un contraste entre la “hombría del sargento” y el asesinato
del comunero indígena, no se atreve a denunciar a la fuerza pública de la
autoría de este asesinato, limitándose a hablar de “cobardes”, si especificar
quienes son.
La
invitación que hace GP de que el CRIC saque primero a las FARC porque, de ser
así, la presencia de la fuerza pública sería innecesaria, no sólo reafirma su
creencia de que el CRIC es una suerte de extensión civil de las FARC, como si los hechos recientes no
hubieran demostrado con creces lo
contrario. O si no cómo se explica el
rechazo de las comunidades indígenas del Cauca de la presencia de todos los
actores armados, que no sólo incluye a las fuerzas del Estado, sino también a
las mismas FARC o el reciente juicio a cuatro guerrilleros y su condena a
azotes, de conformidad con la legislación indígena, que los ha convertido en
objetivos militares de las FARC.
Adicionalmente, llama la atención el silencio
de GP sobre el tema del narcotráfico en el Cauca que es el que alimenta
económicamente el accionar de las FARC, pues en el evento de que se sacaran las
FARC del territorio caucano, junto con sus laboratorios, seguramente el
lucrativo negocio del narcotráfico se trasladaría a otro sitio de la extensa
geografía del país o entrarían nuevos actores a asumirlo.
En
suma, creo que el artículo de GP apunta a un problema real, pero me parece que
la propuesta conclusiva es un tanto ingenua, pues deja en un CRIC, purificado
de citadinos “izquierdosos marxistoides”
, la responsabilidad de sacar a las FARC del territorio, pues de ese modo “la presencia
permanente de los militares se haría innecesaria” y, por fin, el Cauca se
convertiría en una verdadera arcadia, un país de cucaña en el que todos
vivirían en paz y donde manarían ríos de leche y miel, como el bello cuadro del
pintor Pieter Brueghel, donde en medio de la abundancia gastronómica, un soldado abandonado sus armas, el campesino su
instrumento de labranza y un cura se ha
desabrochado el hábito y coloca un libro, presumiblemente la Biblia, a un lado,
para juntos dedicarse a dormir y descansar.
- II -
Respecto
del fragmento de la escritora PB es
preciso diferenciar dos cosas: a) la que
compete al arte arte y a la
responsabilidad del artista, y b) la que se refiere al intelectual y su tarea.
Aunque en los fragmentos publicados por NTC … se avizora una distinción entre el artista y
el intelectual, no se excluiría que un artista sea un intelectual o que un
intelectual utilice formas expresivas artísticas para mostrar lo que piensa.
Pero, por ahora, artista e intelectual habitan universos distintos y tienen
responsabilidades también diferentes.
En el
primer caso, la reflexión de PB se desarrolla en dos planos: el subjetivo y
objetivo o social-político. En el plano
subjetivo del arte es, para PB, una forma de sublimación y una “catarsis”,
permitiendo que hechos o situaciones traumáticas que han sido reprimidas
afloren a la conciencia, produciendo un alivio, una sanación, una cura, meta
ésta que para Freud, por ser interminable, resulta inalcanzable, lo que hace
siempre honorarios del analista, que no suelen ser bajos, estén garantizados,
pero, claro, esto es otro asunto.
En un segundo caso, que es el del nivel social
o político, el arte entraña el poder de “resignificar la tradición, de subvertir el orden, de incomodar el
establecimiento, de hurgar en lo callado, y de poner en evidencia cualquier
tipo de tiranía”, como lo expresa PB, esto es, el arte como un arma social y
política de develamiento y de denuncia de todos esos hechos o circunstancias
que signifiquen el ejercicio despótico del poder —como en el caso de la tiranía— y, por tanto,
sean un obstáculo para el ejercicio de la libertad.
En el
primer caso, tenemos, de la mano de Freud, el arte como una forma terapéutica; en el segundo, el arte
como una forma de compromiso que implica en el artista una toma de posición. La
primera forma podría constituir una
explicación, pero tendría las limitantes propias de la teoría psicoanalítica y
de la llamada “metapsicología”; la segunda forma, recuerda aquel escrito del poeta Stéphane Mallarmé titulado
“”L´Action restreinte” (“La acción restringida”) de 1897 en el que establece el
carácter limitado del arte poético y su capacidad para escenificar las
tensiones que agobian a la sociedad, mostrando que la acción del dicho arte es
restringida, pues el arte es como diría Nietzsche a propósito del lenguaje, una
“cantera infinita”.
Lo
preocupante es que, tras la tendencia del “arte comprometido” que asigna al
arte una finalidad limitada, se esconden formas de expresión mediocres, poco o
nada elaboradas, que en la búsqueda exclusiva de eficacia política, se quedan
sólo en la denuncia chata y no expresan nada más.
El
compromiso del artista es, ante todo, el de
producir buen arte. En el caso del escritor, escribir bien, en el del
pintor, igual y así con todas las demás formas expresivas artísticas. Que ese
buen arte “entrañe” denuncia, subversión, rechazo de las formas de opresión
política, es otra cosa, pero esto último no podría ser un fin en sí mismo.
En el
caso del intelectual, me parece que su tarea debe ser coherente con sus
convicciones y leal con sus principios, comprometido con la trasformación del
presente; algo así como la conciencia pensante de la sociedad. Claro está que
en ocasiones esta misión se confunde con la del artista y, en este caso,
tendremos pensadores-poetas o poetas-pensadores, pero insisto, en el caso del
arte el principal compromiso es por
el buen arte.
Asumir
un compromiso partidista en el arte —algo podría resultar muy loable— tiene el riesgo de sacrificar la
independencia y, mutatis mutandi, esto mismo se podría extender al oficio del
intelectual, muchos de los cuales caen en la seducción que ofrece el
establecimiento, para convertirse en poetas de la corte o en escritores vendidos
al mejor postor. Así que en el caso del
intelectual, una de sus tareas está como dice PB en denunciar el carácter mercantilista de la
cultura que la reduce “a mero producto del mercado”, como ha sucedido con la
educación, la salud, etc. en estos
“tiempos de penuria” a los que se refería el poeta Hördelrlin.
Por
fortuna en nuestro medio todavía existen intelectuales que no se han entregado
a los halagos del poder de turno y que entienden que la cultura no es un mero
producto del mercantil, sujeto a las leyes del mercado, sino algo que, como su
etimología lo muestra, tiene que ver con el “cultivo del espíritu”, único que nos permite ser “humanos
verdaderamente humanos”, como diría Nietzsche, en medio de la barbarie y
depredación que nos ha tocado vivir.
Un
abrazo y deseándoles mucha suerte,
Juan
Manuel
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