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Carlos Enrique Ruiz
Revista Aleph, 50 años
El legado de Borges en Manizales
El Espectador ( .com e impreso), Febrero 16 y 17, 2016
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Carlos Enrique Ruiz estudió ingeniería
civil en la Universidad Nacional. / Cortesía
La “Revista Aleph” va a cumplir 50
años. ¿Cómo nació la idea de hacer una publicación cultural?
Ocurrió en 1966, en un ambiente de
renovación, en el que Marta Traba, directora de extensión cultural de la
Universidad Nacional, apoyó la realización de actividades congregantes en las
artes y las letras, y en el que los estudiantes se destacaban por ser
activistas culturales en Manizales. Así nació la Revista Aleph. Allí incluimos
un breve ensayo de Traba sobre el arte colombiano.
¿Existe otra alusión en el nombre de la
revista, aparte del libro de cuentos de Borges?
Sí, tiene una doble connotación. Por
entonces descubrí el cuento El Aleph de Borges en El retorno de los brujos, que
leía, y me conquistó. Pero también, implícita en ese relato, estaba la
referencia a la teoría matemática de los transfinitos, la Mengenlehre,
desarrollada por George Cantor, de la cual aleph (primera letra del alfabeto
hebreo) era el nombre del primer transfinito. Y como estudiante de ingeniería
tenía apreciable formación matemática, y adopté el nombre, con apoyo de mis
compañeros.
El maestro Alfonso Carvajal Escobar
me puso el reto de conseguir cooperación económica con exalumnos ingenieros, de
ejercicio en sus campos. Acudimos a algunas oficinas de ingeniería y tuvimos
avisos. Sumados los recursos, no alcanzaban a cubrir los costos de la imprenta,
pero Carvajal asumió lo faltante. Fue una edición de mil ejemplares con Albert
Einstein en carátula, en bella fotografía en blanco y negro. Si mal no recuerdo
la edición costó mil pesos (de 1966), y se vendieron algunos ejemplares a un
peso, con distribución a bibliotecas por parte de la respectiva dependencia en
la sede.
¿Cuál fue el primer logro de la
publicación?
Haberme comprometido con sacarla
adelante con persistencia. Laboré en la profesión de ingeniero e hice estudios
de posgrado, con reincorporación a la UN en enero de 1971, y desde entonces
sigo en la brega académica, con algunos servicios prestados a nivel nacional,
pero sin faltar en las ediciones de la Revista Aleph, que ahora cumple los
cincuenta años, con 176 ediciones. *
¿Recuerda qué temas trataron en la
primera edición?
Congregamos ciencia, técnica y
humanismo. Escribí un editorial con mi idea de universidad, la cual sigue
acompañándome. Para la semana cultural del octubre de 1966 trajimos a la
Orquesta Sinfónica de Colombia y tuvimos ciclos de teatro, cine, y
conferencias.
¿Es complicado hacer cultura en
Manizales por medio de una revista?
Igual que en cualquier parte, ni más
ni menos complicado. Las cosas se hacen de acuerdo con el compromiso, la
voluntad, la vocación, la persistencia. Manizales tiene la ventaja de ser la
ciudad donde nací y crecí. Aquí tengo a mi gente, y la gente ha sido generosa,
amable y estimulante conmigo.
¿Cómo han respondido los lectores a la
revista?
La principal respuesta es la de un
número apreciable de lectores, de difícil conteo, de lugares hasta
inverosímiles. En esta época digital la revista se produce en medio físico, en
papel, con tirajes reducidos, y en la edición virtual, con muchas ediciones a
la vista. La revista es consultada en algunos países de África, del Medio y
Lejano Oriente, en Hungría, Ucrania, China, Rusia e India.
Y con medio siglo de trabajo, ¿cuál ha
sido el mayor logro de la revista?
Se trata de consecutivos logros. Cada
edición es un logro, a veces impensable. Y en la cadena de labor son muy importantes
las ediciones monográficas que hemos realizado: la cultura en España, la
cultura en Israel, la cultura en Argentina, Michel de Montaigne, Fernando
Pessoa, Miguel de Unamuno, Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges. Otro
logro reflejado en la revista es el conjunto de “Reportajes de Aleph”, que
incorpora encuentros con personalidades en el mundo ocupadas de la ciencia, el
arte, el pensamiento y las letras. En especial menciono mi encuentro con Juan
Rulfo, Ben-Ami Scherfstein, Dámaso Alonso, Luis Cardoza y Aragón, Marcela del
Río Reyes, Matilde Espinosa, Fernando Salmerón, Alí Chumacero, Rafael Gutiérrez
Girardot, Germán Arciniegas, José María Valverde, Fernando Savater, Oswaldo
Guayasamín, Atahualpa del Cioppo, Gordon Brotherston, Nirma Zárate, Günther
Haensch, Ernesto Guhl, José Prat, Blas Galindo, Germán Pardo García, Francisco
Miró Quesada, Georges Lomné, Leopoldo Zea y Juan Friede.
¿“Aleph” siempre será un referente a
Borges?
Borges tiene un peso fundamental en
la denominación de la revista, y en mi condición de lector, a tal grado que
cada semestre, en mi Cátedra Aleph, en la Universidad Nacional de Manizales,
con 28 versiones, en la primera sesión dialogo con los estudiantes sobre ese
complejo y asombroso relato: “El Aleph”, para poner en escena el método de
seminario-tertulia, también para justificar el nombre de la revista y su
extensión viva en la cátedra. Toda la obra de Borges es de asombro, como su
propia personalidad. Y no dejo de compartir lecturas de “Los conjurados”, ese
libro que le dictó a María Kodama en Ginebra, en la antesala de su muerte. En
la dedicatoria a ella le dice: “Sólo podemos dar lo que ya hemos dado. Sólo
podemos dar lo que ya es del otro. En este libro están las cosas que siempre
fueron suyas”. Y en el muy breve prólogo anota: “Al cabo de los años he
observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en
que no estemos, un instante, en el paraíso”. Ese hombre, sabiéndose en la proximidad
de la muerte, se expresa sin dolor, sin sentimiento trágico de fatalidad; por
el contrario, con la satisfacción de haber disfrutado de la belleza y la
felicidad. Borges sigue siendo un pilar que soporta mi vida de lector, de
recreador de palabras, al deletrear sentimientos y pareceres. Y un tanto más
hondo llevo a Michel de Montaigne, en sus “Ensayos”, para continua reflexión
sobre los temas de la vida. Infaltables.
¿Cuál considera que ha sido su mayor
logro a nivel personal?
Encontrarme con Livia, mi esposa,
cuando ambos éramos alumnos, ella en música y yo en ingeniería. Livia me ha
acompañado en estos cincuenta años, en todas las circunstancias, jugándosela
conmigo, paso a paso, desde la música, el amor, la solidaridad, la palabra, el
silencio. Con tres hijos y cinco nietos, que les dan cada día más sentido y
compromiso a nuestras vidas.
Carlos Enrique Ruiz, con la
medalla, y su esposa Livia González de Ruiz.
Cali, Noviembre 3, 2o11, 7:00 PM.
¿Es el mejor legado para hijos, nietos
y lectores?
Difícil saber qué puedan apreciar
ellos de los ajetreos de nuestras vidas. La revista es un acontecimiento en la
cultura hispanoamericana, singular por la perseverancia en el tiempo y por sus
contenidos, ajenos a las modas, a los grupos, a las filiaciones ideológicas,
políticas o religiosas. Hacemos parte de aquella extraña cofradía de los
librepensadores, con Michel de Montaigne a la cabeza, y su antecesor Sócrates.
No me hago ilusiones frente al tiempo. Nada quedará. Los recuerdos son
pasajeros.
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* NTC ... ENLACES
5 de diciembre de 2015
Allí acceso al No. 175 de la revista
completo
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Aleph No. 176, enero/marzo, 2016; Año ¡50! Se elabora la publicación, en marzo, del primer número de la Revista, en este trascendental aniversario. Tema central: Reconocimiento al científico/humanista Moisés Wasserman L.
Adelanto del CONTENIDO, en:
“Enetecear” de AÑO NUEVO
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fortalecer afinidades+valorar diferencias+volver a agradecer+… +
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