'América Latina necesita menos poetas y más técnicos y científicos'
El periodista Andrés Oppenheimer habló con EL TIEMPO sobre los problemas que tiene nuestra región.
Su más reciente libro, ¡Crear o morir! ( http://es.slideshare.net/ cristianayra/libro-crear-o- morir )
Por: LUIS ALEJANDRO AMAYA E.
EL TIEMPO , 3 de julio de 2016. (En el impreso: página entera!)
NTC … extracto
En el libro usted hace un apunte que puede resultar polémico al decir que en Latinoamérica se forman más músicos, filósofos y poetas que investigadores...
Sí. Estamos formando demasiados taxistas con una extraordinaria cultura general que nos pueden hablar de cualquier cosa, pero de nada en profundidad o en especial. Tenemos que crear más matemáticos. No está mal, no tengo nada en contra de los poetas, me gusta la poesía, pero estamos creando demasiados sociólogos, poetas y periodistas, y pocos científicos y técnicos.
Países como Estados Unidos podrían estar más equilibrados en ese sentido…
Tampoco, ¿eh? Si vas, por ejemplo, a las universidades estadounidenses, en sus áreas de investigación los científicos, incluso los ingenieros, en su gran mayoría son indios y chinos. También hay un problema con esto en Estados Unidos.
¿Este problema en la región tiene que ver con una especie de ‘Latin American way of life’?
Tiene que ver con una idealización de las humanidades, que no está mal. No estoy diciendo que tengamos que dejar de enseñar humanidades, pero tenemos que idealizar también la ciencia y la técnica, porque esas son los que producen la innovación y las que sacan a los países de la pobreza y la mediocridad. Nuestro déficit actual no es en filósofos, es en ingenieros mecatrónicos y en científicos especializados en nanotecnología, por ejemplo. Pero antes de llegar a eso tenemos que poner la educación y la innovación en el centro de nuestra agenda política, y no lo estamos haciendo.
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Mensajes RECIBIDOS ----------
De:
Rodrigo Escobar-Holguín
Fecha: 4 de julio de 2016,
17:47
Asunto: Re: ¿"América
Latina necesita menos poetas ... "? ¿ Hay "una idealización de las
humanidades" ... ?
Para: NTC ntcgra@gmail.com
La opinión de Oppenheimer
revela una concepción limitada de la diversidad de potenciales de un continente
como el nuestro. Nuestra civilización latinoamericana necesita tanto de quienes
puedan investigar y transformar la materia física, como de quienes puedan
preservar y mejorar el acervo intangible de nuestra cultura. No somos un
conjunto pequeño de seres humanos; hay quienes tienen vocación para la ciencia
y la tecnología, y hay quienes la tienen para las disciplinas del espíritu.
Necesitamos ambas vocaciones para poder desarrollar un continente capaz de
darse, en todo sentido, su propio rumbo. En el pasado, ningún país se vio
obligado a renunciar a sus filósofos, sus políticos, sus poetas y artistas,
para poder progresar.
Históricamente, recuerdo un
caso en que se pretendió que un pueblo renunciara a su cultura. Ocurrió cuando
Polonia fue ocupada por los nazis. Éstos creían que los polacos debían estar al
servicio de los "arios" (es decir de ellos) y por tanto no
necesitaban sino una educación meramente instrumental y básica. Los profesores
universitarios eran, en esta óptica, más que innecesarios, peligrosos, y a
medida que se los identificaba, eran fusilados. La respuesta polaca fue la
Universidad Secreta, que funcionaba en sótanos y otros sitios escondidos, y
donde no sólo se estudiaban las artes útiles que el momento demandaba, sino
lenguas clásicas, filosofía, lingüística. Karol Wojtyła, mucho antes de ser
Papa, fue estudiante de filosofía de la Universidad Secreta.
Oppenheimer, es verdad, no
pretende tanto: solamente apocar los aspectos culturales para privilegiar la
ciencia y la tecnología, con fundamento en un imaginario economicista de
escasez de recursos que en este caso no se justifica. Ya Martha Nussbaum, en su discurso del año pasado en Medellín *, puso a este respecto los puntos sobre las
íes. El mundo soñado para nosotros por Oppenheimer está allí retratado como un
mundo de desigualdad, en donde una élite de tecnócratas ejerce su dominación
sobre una multitud de consumidores inconscientes. Y concluye mostrando que sin
educación humanista no es posible la democracia.
* http://www.parqueexplora.org/visitenos/noticias/discurso-de-martha-nussbaum-al-recibir-el-doctorado-honoris-causa-en-udea/ . Discurso completo, texto, al recibir el Doctorado de la UDEA . Noticia : https://youtu.be/bBAZOEKQx-8
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En defensa de la filosofía
Sin la filosofía no va a ser posible darle rumbo y norte al manejo de los desafíos que enfrentamos.
Por Gabriel Silva Luján
EL TIEMPO .com, 3 de julio de 2016. Impreso: Jul 4. http://www.eltiempo.com/ opinion/columnistas/en- defensa-de-la-filosofia/ 16636160
Soy particularmente crítico de las ciencias sociales y las humanidades en el contexto del perfil académico de la educación superior en Colombia. Esos programas, que pululan en las universidades –sobre todo en las públicas–, tienen muy bajos estándares y detrás de ellos se ha creado, en ocasiones, poco más que un refugio para la mediocridad intelectual. Eso no quiere decir que esas disciplinas no sean esenciales para el futuro del país.
En términos prácticos, los análisis de capital humano sobre la ‘empleabilidad’ de los científicos sociales y la ‘rentabilidad’ de la inversión en una educación universitaria de ese tenor sugieren –superficialmente– que es mejor llevarse esa platica a otra parte. La verdad es que los desincentivos sociales, financieros y reputacionales asociados a una vocación por las humanidades son muy poderosos. Ser historiador es bastante menos cool que ser administrador de empresas o programador de apps para celulares.
Desafortunadamente, esa visión supuestamente pragmática de las ciencias sociales y de las humanidades riñe –de frente– con las urgencias del momento. En la historia han existido periodos en los que se han instaurado certidumbres fundamentales que generan consensos hegemónicos suficientemente fuertes sobre la interpretación de la realidad. De allí que en esas coyunturas de convergencia colectiva sean más bien pocos los esfuerzos para entender y aprehender las dinámicas y los contextos de una manera distinta de lo convencional. La ‘normalidad’ se impone en esas coyunturas. Hoy, no. Desde el surgimiento del Isis hasta el brexit, desde los ataques terroristas hasta la paz con las Farc, son hechos todos que nos confirman que no estamos –desde una perspectiva histórica– en un momento ‘normal’. Estamos ante un mundo nuevo, un país diferente, una humanidad distinta.
Se han quedado tan cortos los paradigmas, los valores, los conceptos, las ideologías, las interpretaciones, las lecturas y las formas de ver el mundo, frente a lo que es la realidad, que la única forma de describirlo es que somos víctimas de un desconcierto colectivo y global. Es en esas coyunturas donde le queda fácil a la humanidad o a una nación equivocarse. Es en esas coyunturas históricas de confusión, de ausencia de brújula, en las que surgen los Donald Trump, los Le Pen y los Hitler de este mundo. De allí que la humanidad requiera, de manera inaplazable e inexorable, más y no menos filósofos y pensadores.
Aun así, se siente un afán pernicioso, bastante generalizado, de las entidades académicas por facilitar la extinción o darles un buen morir a aquellas disciplinas que han constituido –y construido– los pilares del pensamiento, en el sentido más profundo del término. Para la muestra, un botón.
Un puñado de filósofos, entre los que se encuentran Fernando Savater y José Luis Pardo, escribieron un reciente artículo en el diario El País de España (‘¿Por qué sobra la Filosofía?’ *) en protesta por los velados intentos de las autoridades académicas de la Universidad Complutense de Madrid para sepultar la Facultad de Filosofía. Alzan su voz precisamente en la misma línea, cuestionando que se elimine el papel académico predominante de una disciplina que pocas veces en la historia había sido tan necesaria e indispensable. Sin la filosofía no va ser posible darle rumbo y norte al manejo de los desafíos que enfrentamos como humanidad, como civilización, como país.
Dictum. Es mucho lo que le debe el país a la Constitución de 1991. Mucho que agradecerle a César Gaviria. Es una Constitución de todos y para todos. Un cuarto de siglo de vigencia lo demuestra.
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* NTC … ENLACES:
¿Por qué sobra la Filosofía?
El rectorado de la Complutense prepara un plan de reorganización de sus centros que supone el cierre de la facultad donde se enseña a Platón, Kant y Nietzsche. Hace falta ofrecer una explicación que no sea solo contable
EL País, ES., 30 JUN 2016
Firman este artículo con Fernando Savater y José Luis Pardo, Manuel Cruz, Juan Manuel Navarro Cordón, Ramón Rodríguez García y José Luis Villacañas Berlanga, todos filósofos.
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Temas relacionados: NTC ... 1 de junio de 2016
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NTC ... SEGUIMIENTOS a Julio 7, 2016
Los cuestionamientos de Andrés
Oppenheimer * a las ciencias sociales, y el plan de la Universidad Complutense
de Madrid de cerrar su Facultad de
Filosofía, reabrieron el debate en
torno a estas disciplinas.
Semana, Julio 7, 2016
La mayoría de los jóvenes que
deciden estudiar carreras de humanidades o artes en Colombia han tenido que
enfrentarse alguna vez a frases como: “Se va a morir de hambre”, “¿Por qué no
estudia algo que le dé plata?” o “¿Eso para qué sirve?”. Visiones como la del
escritor argentino Andrés Oppenheimer * refuerzan ese desafortunado
estereotipo. En una reciente entrevista * a El Tiempo dijo que “América Latina necesita menos poetas y más técnicos y científicos”, al
referirse a la necesidad de que los países subdesarrollados apuesten por la
innovación y la tecnología.
Una postura similar tiene
Hakubun Shimomura, ministro de Educación japonés, quien sugirió a las
universidades de su país eliminar los programas
de humanidades y artes pues, según él, hay que mirar hacia “otras áreas que
atiendan mejor las necesidades de la sociedad, como las ciencias aplicadas”.
España tampoco escapa a este
debate pues en las últimas semanas se desató una polémica en torno al posible
cierre de la Facultad de Filosofía
de la Universidad Complutense de Madrid. Varios intelectuales, entre ellos
Fernando Savater *, escribieron una carta a los directivos de la institución
para pedirles no cerrar el programa y no medir su productividad en términos
cuantitativos pues “la finalidad de la
universidad no es la gestión, sino la enseñanza y la investigación. Y en
este punto no todo se puede reducir a números”.
A pesar de ese imaginario que
considera que esas disciplinas no representan mayor utilidad para la sociedad, varios ejemplos dan cuenta de su
importancia a la hora de comprender fenómenos sociales como la violencia, la
cultura y el significado de varias de las expresiones artísticas. Los
colombianos recuerdan trabajos académicos como La violencia en Colombia
(1962) de Germán Guzmán, Eduardo Umaña y Orlando Fals Borda; los estudios
antropológicos que descubrieron las
pinturas rupestres del Parque Natural Nacional de la Serranía de
Chiribiquete; el libro Procesos del arte
en Colombia (1810-1930) de Álvaro Medina, o informes como ¡Basta ya! (2013) del Centro de Memoria
Histórica, donde participaron profesionales de diferentes áreas de las ciencias
sociales. Además, no pocos analistas del tema señalan que los inciertos tiempos
que corren, señalados de ser una época de transición en el mundo entero, plantean preguntas que la filosofía y las
humanidades están en mejor posición para contestar que la tecnología y los
números.
Aunque esta tendencia a
restarle importancia a las carreras
humanísticas hace parte del afán de los países por ser competitivos en el mercado internacional, ignorar esas
disciplinas también implica perder, como dice Antanas Mockus, “la capacidad crítica de los ciudadanos y el riesgo
de caer en un analfabetismo cultural”. Mockus admite que la sentencia de
Oppenheimer lo “escandaliza porque es una idea que puede acomodarse muy bien en
el discurso de nuestro sistema educativo, donde el conocimiento se mide por
competencias y no por la capacidad creativa de los estudiantes”.
Por ejemplo, el año pasado hubo
un fuerte debate en torno a los resultados de la convocatoria 727 de
Colciencias para becar a los estudiantes de algunos doctorados en el país. De los
189 programas que concursaron, tan solo
escogieron 40 y ninguno de ellos correspondió al área de ciencias humanas.
Para Nubia Moreno, coordinadora
del grupo de investigación Geopaideia (especializado en estudios geográficos y
urbanísticos) y profesora de la Universidad Distrital, la ausencia de las humanidades entre los ganadores no tiene que ver
con falta de calidad de sus programas y sí con la prioridad que reciben en los
últimos años las investigaciones en ciencias aplicadas.
Alejandro Olaya, subdirector de
Colciencias, responde a esos cuestionamientos y asegura que “los estudios
sociales y artísticos son tan importantes como los estudios de cualquier otra
área del conocimiento y la entidad apoya a los 1.820 grupos de investigación en ciencias sociales registrados en el
país”.
Pero no solo las instituciones subestiman las humanidades y el arte,
pues también la gente ejerce sobre ellas prejuicios culturales. “Lo peor que le
pueden decir a un joven bachiller es que estudie ingeniería o administración para tener plata y que después habrá
tiempo para dedicarse a lo que le gusta”, dice el antropólogo Fabián Sanabria. Según él, los
profesionales en humanidades y arte tienen tanto que aportar a la sociedad como
los químicos o los matemáticos, y muestra de ello son los avances en materia de
cultura ciudadana, los estudios de paz o el crecimiento en la industria
cinematográfica. “No solo de puentes y
obras vive el hombre”, concluye.
Y si bien es cierto que en el
país faltan ingenieros, como reveló el año anterior la Asociación Colombiana de
Facultades de Ingeniería (Acofi), sería falso afirmar que la escasez de
profesionales en esa área es culpa del crecimiento en los programas y
estudiantes de artes y humanidades (como sugiere la frase de Oppenheimer).
Eduardo Behrentz, exdecano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de
los Andes, dice que llenar ese vacío es un reto de los formadores en ingeniería
y no responsabilidad de los humanistas.
Aun así, las carreras en
ciencias básicas y aplicadas gradúan al año en Colombia más estudiantes que las humanidades. Según el Observatorio Laboral
para la Educación, durante 2013 obtuvieron un título de educación superior
344.475 colombianos, y 242.929 (70 por ciento) correspondió a las ciencias
duras y 101.546 (30 por ciento) a las
artes y humanidades.
Es evidente que el desarrollo
del país dependerá en buena medida de su capacidad de adaptarse a la
tecnología, la innovación y el emprendimiento, pero eso no debe implicar
necesariamente la muerte de las
humanidades y las artes. De hecho, “en ellas hay una alternativa económica
interesante. Basta observar lo que sucede con las industrias de la literatura,
la sociología y las artes escénicas en Holanda, Estados Unidos o Francia, cuyo
capital social y económico está soportado sobre la base de esas áreas del
conocimiento”, dice el crítico de arte Álvaro Medina.
Y hay varios ejemplos de cómo
conciliar el modelo de desarrollo con las
apuestas culturales y la formación en humanidades. José Fernando Isaza, exrector de la Universidad Jorge Tadeo Lozano,
sostiene que Alemania ha sabido potenciar los avances tecnológicos sin
descuidar el arte y las ciencias sociales: “Su crecimiento no solo resulta del
trabajo de los científicos, sino también de la creación de movimientos artísticos y de la teorización en el campo
social”.
Hace falta derrumbar ese muro entre las ciencias duras y las
humanidades en varios países del mundo y,
particularmente, en Colombia. El reto está en lograr construir un país donde
sean valorados tanto los profesores de poesía,
como los biólogos marinos.
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DEL TERROR A LA ESTUPIDEZ
Por Omar
Ortiz Forero
El
Tabloide, Tuluá, julio 16, 2016 . http://www.eltabloide.com.co/
A partir de la implementación de los
postulados de la “Escuela de Chicago”, responsable en lo financiero de la
Economía de Mercado que trajo como consecuencia el desmonte del Estado
Benefactor que trataba de limar las desigualdades y la exclusión propia del
sistema capitalista por una intervención estatal que subsidiara derechos
fundamentales de la población, como la salud, la educación y el uso de los servicios públicos comunes a todos
como la energía y el agua. Y en lo político, la llegada al poder de una derecha
remozada desde los centros de Investigación y Desarrollo Social internacionales
como el BID y el Fondo Monetario Internacional, convertidos además en
guardianes del nuevo orden económico a nivel mundial, la llamada “Civilización
Occidental” se vio inmersa en una serie de conflictos armados que impusieron
feroces dictaduras, como la chilena, la argentina, la uruguaya, la brasileña, o
que desataron genocidios atroces en el centro de Europa, recordemos el Conflicto
de los Balcanes que borró del mapa a la población musulmana que hacía parte de
la antigua Yugoeslavia, y que terminó por propiciar el nacimiento de lo que hoy
conocemos como el Califato Islámico.
Toda esta sistemática barbarie ha sido
acompañada por el debilitamiento paulatino de las actividades que desde el
surgimiento de la polis griega, distinguía la capacidad del hombre para
enfrentar desde la imaginación y la razón los retos de la naturaleza, me
refiero a la capacidad de pensamiento. Es desde ese ataque, cada vez menos
soterrado, que los agitadores de lo “nuevo”, impulsan la eliminación del
humanismo de toda actividad humana. Saben, de vieja data, de la fragilidad del
ser humano en cuanto a su memoria, a su flaqueza y vulnerabilidad ante la
pérdida de su tradición histórica, ante el despojo de su cultura. En épocas
pasadas, y no tan lejanas, este desarraigo del hombre de toda actividad de
reflexión o de creación, y en consecuencia de la eliminación de las artes, la
filosofía y en especial de la poesía como sistemas de saber, se establecía por
medio del terror y la persecución y posterior eliminación sistemática de todos
aquellos que fueran sospechosos de infringir las normas implementadas sobre el
particular por el Estado.
Hoy, desde los centros de poder
internacional se avanza en la supresión de la imaginación y la individualidad
de pensamiento, sin que las victimas de tamaño crimen se enteren de tal horror,
y lo aclamen como un gran logro de la tecnología y en general del espíritu
científico. Estamos prontos al advenimiento de la estupidez como la indolora e
incolora forma de redimir todos nuestros males.
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Siete breves lecciones de física
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--- HUMANIDADES y CIENCIA. DEBATE. Aportes y continuación. "Lo único que he hecho ha sido escribir una historia de amor, la de mi pasión por la física" -- “Estudié cinco años de griego y ocho de latín, historia, filosofía, historia del arte... La cultura clásica es utilisíma para un científico. La ciencia no es únicamente técnica, es una manera de entender el mundo, y en ese sentido, cuanto más amplios sean nuestros instrumentos culturales, mejor lo entenderemos.” “La teoría de la relatividad general de Einstein es una joya y puede generar una experiencia estética similar a obras de arte como La Odisea de Homero o El Rey Lear de Shakespeare”, Carlo Rovelli. --- El libro “Siete breves lecciones de física”, del físico teórico y exquisito divulgador de la ciencia
italiano Carlo Rovelli, llegó a Colombia. En el libro el autor expone en menos de cien páginas algunos de los descubrimientos de su campo, siempre pendiente de resaltar su dimensión poética y la belleza de todo cuanto existe.
Información y detalles sobre el debate y el libro, en:
Siete breves lecciones de física
«Este libro breve muestra que la ciencia, con la curiosidad que implica, su compromiso absoluto
con lo que nos rodea, su predisposición a deshacerse de puntos de vista
preestablecidos, también es un tipo de
poesía» (Neville Hawcock, Financial Times).
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DE LA COLECCIÓN ARGUMENTOS, DE ANAGRAMA
La
belleza de la física
En ‘Siete breves lecciones de física’, el italiano Carlo
Rovelli expone en menos de cien páginas algunos de los descubrimientos de su
campo, siempre pendiente de resaltar su dimensión poética.
Junio 9, 2016
POR CHRISTOPHER TIBBLE
DIÁLOGOS.
CARLO ROVELLI, EL CIENTIFICO QUE BUSCA SABER QUE PASO ANTES
DEL BIG BANG
“La ciencia es una manera de entender el mundo que está
constantemente en cambio”.
ENTREVISTA
Es italiano, físico y un exquisito divulgador de la ciencia.
Aunque sus objetos de estudio –la Teoría de la Gravedad Cuántica de Bucles, por
ejemplo– luzcan incomprensibles para el gran público, él se las ingenia para
volverlas llanas y entendibles. En los 70 formó parte de los movimientos
estudiantiles y las radios libres. Aquí, un repaso de aquellas experiencias, su
visión de la ciencia y la búsqueda de desafiar el statu quo.
Página 12, 11 de abril de 2016
ENTREVISTA, EL MUNDO ES.
"Lo único que he hecho ha sido escribir una
historia de amor, la de mi pasión por la física" -- “Estudié
cinco años de griego y ocho de latín, historia, filosofía, historia del arte...
La cultura clásica es utilisíma para un científico. La ciencia no es únicamente
técnica, es una manera de entender el mundo, y en ese sentido, cuanto más
amplios sean nuestros instrumentos culturales, mejor lo entenderemos.”
Carlo
Rovelli. --- El libro “Siete breves lecciones de
física”, del físico teórico, italiano Carlo Rovelli, llegó a Colombia.
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